Quien soy, de donde vengo y a donde voy

Jelou, jovencitos e itas,

Y es que últimamente, más que nunca, he estado preguntándome a diario qué coño hago aquí. De un tiempo a esta parte todo sale mal. He llegado a un estado en el que el cansancio ya es ceniza. Si la estadística (esa a la que recurrimos siempre que nos imponemos ponderar algo) dice que más del noventa va hacia abajo, algo pasa. Si todos los días me ocurre algo negativo (y en estas cartas electrónicas me limito a reseñaros lo más gordo. Las dosmil millones de pequeñas putadas que me acontecen a diario, me las ahorro, porque de por sí, tomadas una a una, no tienen importancia), algo pasa. Y no es dramatismo, ni mucho menos; es perplejidad y hasta tendencia a la superstición. Si nuestro presente nos pasa factura por aquello que cometimos en una vida anterior, a buen seguro tuve que ser un hijo de la gran puta ejemplar.

Anselmo, que vive absorbido por su novela, asegura que todo esto que me está pasando me va a ser muy útil para la literatura, porque son experiencias muy enriquecedoras que Maruja Torres (a ésta la tiene especial manía) no ha tenido, y que si M.T. hubiera vendido la revista, y que si M.T. hubiera vivido esto y aquello… y yo el otro dia le dije que mira, que estaba hasta los huevos, que yo aquí no he venido a vivir aventuras, todo lo más a evitarlas, las experiencias estrafalarias para Robinson Crusoe (*) y Telma & Luise. Y que me sustituyan a la Virgen de Hackney por la Virgen de la Monotonía y el Tedio.

En fin, que el otro día le eché un buen rapapolvo al señor Anselmo, que con sus 38 años se lo zampó de una pieza: que estaba hasta las pelotas de oirle hablar de muerte, que la Big Issue es una mierda, y ni experiencias ni hostias, que qué es eso de dejar a las mujeres en segundo plano, por debajo de la literatura, que se había acostumbrado a la miseria de sus circunstancias presentes y terminado viéndolas como normales, justas y necesarias para todo el mundo.

Y todo eso lo comento aquí porque desde que llegué a Hackney me he metido en un mundo de desequilibrados, irresponsables y perdedores que me ha atrapado y me quiere hacer suyo. Ni hablar, joder!

No obstante, ahora no soy miembro oficial de la comunidad hackniana. Perdí mi habitación, y con ella, mis derechos sobre este suelo impar. Justo cuando ya sentia Hackney como mio. Snif. Mi jeta empezaba a ser familiar por estos pagos: el turco al que vamos a comprar me saludó el otro dia de este modo: “Hi, bro, how are you?" y al salir, con acento de callejón sucio “si u lara” (see you later). Ahhh… que pérdida me aflige!… el negro rastafari jamaicano delante de cuya casa paso todos los días y en la que su perro loco (apuesto a que la hierba le ha dejado truki al canino) escruta con cariño o agresividad, segun el día, a los transeuntes, me dio los buenos días hace unos días (el negro rastafari, digo). Ahhh, me han arrebatado un trozo de mí. Aunque en mi relación con Hackney aún no esta todo dicho. Por lo pronto continúo viviendo en la misma casa, pero en el salón, sobre un colchoncito muy comodo, hasta que esta ciudad asquerosa me de alguna oportunida.

A Tony Blair le hemos nombrado un par de veces y resulta que estos días el muchacho ha declarado algo con lo que estoy de acuerdo, porque si de cien declaraciones, unas pocas están salpicadas de sentido común, debo ser justo y señalarlas también, qué carajo. Ha dejado dicho, más o menos, que “Gran Bretaña es un lugar tolerante donde no se restringe la entrada a ninguna etnia o grupo social o religioso; pero que si al que viene no le gusta Gran Bretaña, que no venga”. Punto. El articulillo del paper matizaba que esta caliente declaración se refería mas concretamente a aquellos grupos sectáreos, que sea por el motivo del pelaje que sea, no se relacionan mas que entre sí, y a los demas, por añadidura, les profesan rechazo, hostilidad y rencores de orígenes variados y antiguos. Y digo yo que, encima, esas causas múltiples rivalizan en estupidez. Punto.

Habrá quien quiera retrucarme: "Pero Chema, si te pasas el dia diciendo que la ciudad no te gusta, también debería aplicársete a ti la bulería..." si bien yo sí me relaciono con los demas, y no sólo con mis semejantes, por cuanto no tengo semejantes (jeje); y cuando en el fondo, lo que a mí me quema no es ni la mentalidad ni los habitos ingleses, sino la epidemia que se esta extendiendo por todas las grandes ciudades en forma de egoismo y odios irracionales, cuya raiz es un billete platonico que representa a todos los billetes del mundo, pasados, presentes y futuros, y que se manifiesta de la manera mas atroz en todos los ambitos y en todas las medidas.

La etica popular esta enferma, pero a la mayoria de jovenes que quieren clamar lo mal que estan las cosas, les basta con asistir a una manifestacion por la legalizacion del cannabis (maldito gobierto opresor!!!), contra la guerra de Irak (malditos yankis!!!!), o incentivando la okupacion (malditos vecinos, que llaman a la policia!!!), les basta eso, digo, para dormir tranquilitos, operando en el mismo grado de mezquindad, bajo la terrible ceguera que les veda ver lo capital del codigo etico mas esencial y milenario por encima de cualquier etiqueta, eslogan o palabrota. Y si a esto le sumamos una estetica que les identifique con un grupo social, entoces ya nos metemos en antropologia, y en el principio de la manada. Punto.

La teoria de Daniele, Anselmo y otros fulanos, es que somos un tipo de bacteria muy nociva que se ha reproducido y extendido en el organismo Tierra a gran velocidad, y que, desde el cielo, las grandes metropolis como Londres, Nueva York, Madrid se pueden ver como enormes concentraciones bactereologicas que han llegado a un alto grado de infeccion.

Todo lo que no me gustaba de Madrid aqui ya huele a podrido. La hostilidad es manifiesta como una musica desafinada casi imperceptible al oido pero que trastorna como un zumbido ininterrumpido. El sujeto A se pone a la defensiva por si acaso el sujeto B viene a darle por el culo, y este a su vez piensa que por que coño tiene el que aguantar el mal rollo de A, y como al sujeto B no hay quien le toque los cojones, pone su cara de hijodeputapeligroso, lo cual le confirma a A sus sospechas de que B es un pajarraco de mucho cuidado, y como a A no hay tampoco quien le toque los cojones, el odio esta servido, y fluye, y se cuela por mil vericuetos, se multiplica en mil ecos, se retroalimenta. Puajjj. Y el aire se vicia y se contamina de mierda de muchos olores y colorines. Tengo unas ganas de irme a vivir a la playa, que vaya, vaya. O a la montañita, a sustituir las entrevistas de trabajo por dialogos con los arboles. "Cuenteme, señor arbol, como era todo esto antes de que se hubiera podrido?". Y el señor arbol, pobre, me contestaria, lento y pausado, que esta cansado de poner la otra mejilla, y que realmente ya no se acuerda cual fue la otra y la primera, y acaso toseria un poco, aquejado por los gases nocivos. Pobrecillo, la verdad.

Si en un mes o dos como mucho no me empiezan a ir las cosas mejor, a este lugar de mierda le dan bien por el culo.

Etc.

(*) Para los curiosos: Daniel Dafoe era de Hackney